LA FELICIDAD
¿Cuántas ve
ces hemos tenido que tomar una decisión de la que depende nuestra felicidad? Se dice que la vida es el mejor regalo del mundo, que nada lo puede superar. La vida está llena de gente que te quiere, de momentos inolvidables; la vida es un mundo entero por descubrir. Pero... ¿Qué pasa con los duros momentos de la vida? Esos momentos en los que te gustaría que el tiempo se parara. Qué no existiera nada ni nadie salvo tú. Cuando tienes tanta presión por hacer las cosas bien que te dan ganas de dejarlo todo.

Hay gente que cree que la vida sería perfecta si no hubiera sufrimiento. Otros, en cambio, opinan que sabemos apreciar los buenos momentos y la felicidad en esta vida gracias al sufrimiento.
Hay días que te sientes tan feliz contigo mismo que cres que nada ni nadie será capaz de hundirte, pero de repente ves que algunas personas a tu alrededor a las que quieres mucho tienen problemas. Que no consiguen entenderse. No sabes que hacer; si dos personas no se entienden no las puedes forzar. En ese momento del día tu felicidad va disminuyendo. Te das cuenta de que lo que te hace feliz no es solo tu bienestar, sino el bienestar de todo aquel a quien quieres.
Parece que la felicidad no es fácil de conseguir¿verdad? Da la sensación de que dependes de otras personas para que puedas ser feliz, que no está en tus manos tu propia felicidad. Yo sinceramente creo que si tú un día te levantas con tanta fuerza interior que sientes que nada puede contigo, que eres relamente feliz, cuando salgas a la calle y te encuentres con alguna dificultad vas a ser capaz de superarla y eso te proporcionará más felicidad todavía.
Tú felicidad depende en cierta medida de la felicidad de la gente que realmente es iportante para tí, pero ante todo depende de tí: del día que tengas, de los logros que consigas, de la seguridad que tengas en tí mismo. Es como una cadena: si un día te levantas con mucha seguridad te verás con fuerza de superarlo todo, y si resulta que hay alguien importante para tí que no tiene buen día, tú vas a ser capaz de animarle. Y eso te preporcionara más felicidad porque has conseguido contagiar tu felicidad y tu bienestar a esa persona y disfrutareis los dos y no solo tú.
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